«Mmm... a ver, ¿qué me pongo hoy?»

En el email de la semana pasada comenté que había renovado parte de mi armario comprando 7 camisetas iguales. Como algunos me contestasteis con preguntas, escribo esta entrada para explicar por qué siempre visto de la misma manera y por qué ha sido una de las mejores decisiones que he tomado.

1 / Razones prácticas

Tengo pocas cosas, así que con la ropa no iba a ser distinto. Normalmente visto con vaqueros y camiseta negra, excepto en verano, que uso blancas.

Esto facilita enormemente mi día a día. Me evita tener que tomar decisiones por la mañana, así que pierdo menos tiempo y energía. No tengo que pensar en qué combina con qué ni si estoy repitiendo conjunto esa semana (o sea... ¡sacrilegio!).

Por supuesto, hacerme la mochila para preparar un viaje es cosa de 10 minutos. Y eso es brutal.

Tampoco pierdo tiempo en ir de compras. Cuando necesito reponer algo lo compro online en 5 minutos (porque ya sé exactamente lo que busco) y me lo traen a casa.

«Joder tío, qué aburrido eres. ¿A quién se le ocurre ponerse ropa idéntica todos los días?» Pues a Mark Zuckerberg, a Steve Jobs, a Barak Obama... No soy el único que viste siempre igual. Y sí, me acabo de meter en el mismo saco que estos cracks, deal with it.

Al final es lo de siempre: gestión de recursos. Tiempo, energía y dinero que reduzco de un área de mi vida que me parece superficial y lo empleo en otra que tiene más importancia para mí, sea viajar, leer o tomarme unas cervezas con amigos.

2 / Razones éticas

La industria de la moda es una mie*da.

No me malinterpretes. Como diseñador me parece muy interesante el diseño de moda y he asistido a varias exposiciones de diseñadores jóvenes. La industria, por otro lado, es la responsable de fomentar en la sociedad un consumo irresponsable y poco sostenible de prendas que se renuevan cada dos semanas en las tiendas de las marcas grandes.

Modas cíclicas, colores y cortes que se llevan un otoño y se vuelven obsoletos el siguiente. Prendas que marcan nuestro estrato social, tribu urbana y nivel económico. Padres que prefieren llevar de compras a sus hijos antes que de viaje. «¡Es que tiene que ir bien guapo!». Yeah, ok. Una sociedad forzada a "estar a la última" para encajar y que juzga a las personas basándose en lo que llevan puesto.

La manera en que lo hemos asumido como norma es escalofriante. Así que decidí bajarme del carro. Ya está. Ya no juego. Cojo mi balón dinero y me lo llevo a casa.

Creo que es importante que exploremos las verdaderas razones detrás del acto de comprar una prenda de ropa. ¿Necesidad real? ¿De qué tipo? ¿Estoy acumulando o reponiendo? ¿Hay alternativas? ¿Qué estoy sacrificando a cambio?

En fin, espero que esta entrada no haya quedado muy snob. No pretendo dar lecciones a nadie sino, como siempre, mostrarte otros puntos de vista.

Yo soy feliz con mis vaqueros y mis camisetas aburridas.

Hace unas semanas un redactor de la revista VICE me llamó para hacerme unas preguntas sobre minimalismo que luego usaría en una de las publicaciones del medio digital.

Unos días más tarde salía el artículo que, para mi sorpresa, encabezaba una foto mía donde aparezco sentado con mi portátil sobre las piernas.

Y con ello llegaron los haters.

Unos más o menos educados, otros me llamaban directamente imbécil.

Es una sensación rara la primera vez que te atacan en público. ¿Qué haces? ¿Entras en el debate? ¿Pasas y dejas que se ceben?

"Pero sus estridentes ladridos / sólo son señal de que cabalgamos" - Goethe (Ladrador, 1808)

Sin embargo todo esto me ha hecho pensar, hacer autocrítica para entender la situación. ¿Conclusiones? Aquí van:

Entendiendo el minimalismo

El minimalismo no es, como dice el título del artículo, vivir con lo justo sino vivir con lo esencial (¡que es algo muy distinto!). Y cada uno define qué es lo esencial e importante en su vida según su propósito y objetivos.

El minimalismo es entender el valor de las cosas y lo que te aportan. Yo no tengo casa, ni coche, ni videoconsola, ni televisor, ni ropa de marca, porque nada de eso me lleva a viajar más, ser más productivo en mi trabajo, aportar más valor al mundo o, en general, ser más feliz. Sin embargo tengo un portátil más caro que la mayoría porque es mi herramienta de trabajo, con la que me gano el dinero que luego me permite seguir viajando.

Entendiendo los medios digitales y las redes sociales

Fíjate cómo publicó VICE el artículo en Twitter:

"Dicen que pasan de lo material". Y justo debajo mi foto con el Mac. Caldo de cultivo para haters.

Voy a explicarte cual es la herramienta de viralización más importante que tienen los medios digitales: la polémica.

Facebook y las demás redes sociales usan unos algoritmos para determinar el alcance de una publicación. Uno de los parámetros más importantes es el número de comentarios. Por lo tanto, el objetivo de muchos medios para conseguir que sus publicaciones lleguen a más gente es, en la medida de lo posible, fomentar que se genere debate.

Aunque al final leas la entrada, un titular así va a hacer que la empieces con una idea predefinida. La lees esperando que justifique la conclusión que ya has tomado: "Este tío es un hipócrita".

Adoptando nuevas creencias

Por último, habiendo repartido ya la culpa entre mi incapacidad de explicar bien qué es el minimalismo y la ayuda recibida por parte del medio para crear un debate sano y objetivo, los haters no se van a librar 😉

Las decisiones que tomamos muchas veces se basan en creencias que hemos adquirido de nuestro entorno y que nunca nos hemos cuestionado. Cuando alguien las pone en duda, nuestro primer impulso es atacarlo. Es un mecanismo de defensa con el que camuflamos nuestra inseguridad e intentamos convencernos de que nuestra creencia, esa en la que se han basado tantas decisiones en el pasado, es inquebrantable y verdadera.

Si mi testimonio como minimalista te incomoda es porque choca con tu creencia de que eres lo que tienes. Y cuestionar una creencia tan interiorizada en nuestra cultura ultra-consumista es muy, muy difícil.

De ahí la importancia de aceptar que tenemos prejuicios, identificarlos e intentar abrirnos a nuevas ideas. No se trata de adoptar impulsivamente todo lo nuevo sino de cuestionarlo con la mente abierta y saber tomar la parte valiosa.

Cómo ver el mundo con nuevos ojos, según el neurocientífico Beau Lotto (® Pictoline)

Y, en última instancia, respetar a aquellos con creencias distintas a la nuestra.

.Don't be a hater. Be a pingüino.

¿Qué opinas? ¿Estaban justificados los comentarios? ¿Te ha pasado a ti?

Mi camino hacia el minimalismo no sucedió de un día para otro sino que fue consecuencia de un estilo de vida nómada y la aplicación al resto de aspectos de mi vida. Es un camino que todavía sigo andando.

Minimalismo en una imagen: Mi equipaje durante 9 meses de viaje.
Todo lo que necesité durante los 9 meses que viví viajando por Asia/Oceanía.

"El minimalismo no es la cultura de la abnegación, la privación o la ausencia: no viene definido por lo que falta, sino por el carácter acertado de lo que está presente y por la riqueza con la que se experimenta". - John Pawson

Me considero minimalista. Es algo que he dicho en más de una ocasión y que considero tan importante como para dedicarle una porción del Sobre mí, sin embargo nunca he llegado a escribir una entrada acerca del tema.

Supongo que me cuesta. Quizás por no considerarme un experto, pero creo que siempre podemos aportar nuestro punto de vista y que eso lo hace valiosamente único. Así que me he decidido a compartir el camino que me llevó al minimalismo.

Minimalismo por obligación

A los 18 me mudé a Valencia para estudiar arquitectura. A partir de ese momento no he dejado de cambiar de lugar de residencia cada pocos años, meses e incluso días.

Recuerdo llegar a Trondheim (Noruega) con dos maletas grandes y otra pequeña para el año que iba a estar de intercambio académico. Y unos años más tarde llegar a Nagoya (Japón) con una maleta menos. Hasta al final ser capaz de vivir viajando por Asia durante 9 meses con apenas las cosas que me cabían en una mochila de 10-12 kilos que ni siquiera facturaba.

Con cada cambio de lugar me daba más y más cuenta del lastre que suponen las posesiones, de como limitan nuestra libertad y actúan de anclas.

Y por supuesto no se trataba solo del lastre a la hora de moverse, sino también de un cambio radical en mis prioridades a la hora de gestionar los recursos. Viajar y vivir nuevas experiencias pasó a ser tan importante para mí que no contemplaba gastarme dinero en algo que no me aportase vivencias o conocimiento.

¿Por qué querría comprarme una camiseta de 60€ con el nombre de un diseñador o un símbolo estampado a la altura del pezón cuando por ese dinero podía volar a Roma, visitar el Coliseo, comer un plato de pasta y volver a casa?

A partir de entonces tengo claro que lo que entra en mi vida ha de tener una razón muy buena para hacerlo y, además, sustituir otra. Algo entra, algo sale.

De algo práctico a una filosofía de vida

Resultó que ese ejercicio de identificar lo esencial y eliminar el resto que fui implementando y mejorando durante los últimos años tenía un nombre: Minimalismo.

A medida que leía sobre el tema fui aplicando el mismo principio esencialista que empleaba con mis posesiones a otras áreas de mi vida: relaciones personales, información, tiempo...

El minimalismo es alejarnos del consumismo extremo y plantearnos cuál es la verdadera razón por la que compramos algo. ¿Qué te aporta? ¿Qué mejora? ¿Qué sacrificas a cambio? ¿Horas de trabajo?

El minimalismo es dejar de intentar agradar o contentar a todo el mundo y centrarnos en mantener a nuestro lado a la gente que realmente nos importa. Ser más honesto con nosotros mismos y con los demás. Ser auténticos. La gente que permanezca contigo es aquella por la que te has de preocupar.

El minimalismo es filtrar toda esa información que nos satura diariamente y saber consumir la que de verdad nos va a aportar algo valioso. ¿De verdad necesitas conocer la vida privada de Ronaldo o de Messi, o leer la enésima lista de las 17 cosas que no sabías sobre los erizos de mar?

El minimalismo es saber decir que no. Saber priorizar para ser dueño de nuestro tiempo. Saber elegir aquellas actividades y proyectos que nos apasionan y que están alineados con nuestros valores. Saber detenernos un momento y reflexionar hacia dónde queremos dirigirnos para que no sea la inercia de la sociedad y el entorno el que nos marque el camino.

Al fin y al cabo el minimalismo es tomar el control de nuestra vida poniendo el foco en lo que consideramos importante y eliminando o reduciendo aquello que no está alineado con nuestro propósito.