Contemplando el amanecer desde Cabo Este, Nueva Zelanda
La mayoría de la gente elige infelicidad sobre incertidumbre. - Tim Ferriss
Hace un par de días, ojeando mi diario, me encontré con una entrada de hace aproximadamente un año en la que me preguntaba a mí mismo dónde estaría dentro de 6 meses. Resultó que medio año más tarde estaba en Chengdu, viajando por el interior de China antes de continuar el viaje por el sudeste asiático.
En aquel momento yo me estaba preparando para presentar el proyecto final de carrera y no tenía ni idea de lo que iba a hacer una vez me graduase. La incertidumbre me producía una cierta ansiedad y preocupación, como si estuviese caminando hacia un barranco sin saber lo que había debajo.
Creo que durante nuestra vida somos prevenidos contra la incertidumbre e instigados a tener una idea más o menos definida de nuestro futuro, como si la ausencia de ésta significase la no existencia de aquel. A lo largo de nuestra educación se nos satura con preguntas tipo ¿Qué quieres ser de mayor? ¿Qué quieres estudiar? ¿Qué vas a hacer cuando acabes la universidad? donde un honesto no lo sé se entiende como un fracaso anticipado o un desinterés por hacer “algo de provecho”. La incertidumbre entonces se carga de connotaciones negativas, que conllevan al sufrimiento y, en muchos casos, a la toma de decisiones precipitadas y/o equivocadas, como el estudiante que comienza una ingeniería por el mero hecho de estudiar algo, en lugar de dedicar un tiempo a conocerse mejor.
Ahora lo veo de manera diferente. Durante este viaje he aprendido a entender la incertidumbre como algo positivo. He vivido durante estos últimos 8 meses sin ningún plan definido, sin saber qué país visitaría a continuación. Sin saber dónde despertaría mañana. He sustituido la ansiedad de la incertidumbre por un sentimiento único de libertad, y la no-certeza como la riqueza de opciones.
La incertidumbre, así enfocada, me ha permitido centrarme durante este tiempo en disfrutar del presente y aferrarme a las oportunidades que iban apareciendo ante mí. Quizás si viese ante mí un futuro peor, las preocupaciones me abrumarían. Quizás si el futuro que imaginase fuese mejor, desearía entonces el paso del tiempo para disfrutarlo. Ahora sin embargo, me preocupo en caminar, colocando firmemente un pie tras otro y disfrutando del camino que se va abriendo a mi paso.
Aquí, mientras observo la gente pasear entre las calles de Sydney, me pregunto dónde estaré el año que viene. No tengo ni idea de dónde voy a vivir, ni de qué voy a trabajar. Pero el futuro, incierto y mío, me concede la libertad del presente.
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PD: He incorporado en el menú la sección de Recursos. Además he reescrito el Acerca De.