Disfrutando de un espectacular atardecer en Vang Vieng, Laos.

Disfrutando de un espectacular atardecer en Vang Vieng, Laos.

Me voy de Laos con sabor agridulce. Llegué a Luang Prabang con un par de amigos que había conocido en Tailandia, y pronto se unió gente que fuimos conociendo en el camino hasta ser cerca de una decena, sin separarnos apenas las dos semanas que estuvimos visitando Luang Prabang, Vang Vieng y Vientiane.

Durante ese tiempo disfrutamos de los paisajes increíbles de Laos, de montañas, cascadas y campos de arroz. Navegamos por el Mekong, nos perdimos por la jungla con motos de cross, y salimos de fiesta más de la mitad de los días. Además el grupo lo formábamos gente de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Israel o Australia (de ahí la importancia de saber inglés, ya que yo era el único no angloparlante), y había muy buen rollo entre nosotros. He disfrutado como un cabrón, es verdad, pero me voy con la sensación de no haber aprendido nada del país y de su cultura. Con la sensación de haber usado Laos como un parque de atracciones.

Es normal que un país viva del turismo, pero no hasta el punto de venderse completamente. En Vang Vieng me encontré con docenas de turistas borrachos por las calles, ladyboys y menús de drogas en los bares. Un pequeño pueblo con apenas cuatro calles, que se había convertido en el centro de peregrinaje de todo mochilero en Laos. Luang Prabang y Vientiane, la capital, eran mucho más tranquilas y me gustaron más, pero me di cuenta de que viajar en grupo te aisla a la hora de integrarte y conocer gente local.

En China viajé solo y conocí a una barbaridad de gente, entre ellos algunos locales con los que pasé algún tiempo y con los que aun sigo en contacto. En Tailandia lo mismo. Pero en Laos, al ir en grupo, no salimos de la ruta turística. Estoy seguro de que de haber viajado solo o en un grupo más reducido, mi experiencia en Laos hubiera sido diferente.

Ahora estoy en Malasia y viajando solo de nuevo. En el vuelo a Kuala Lumpur conocí a Halim, un chico malayo que me aconsejó la ruta a seguir durante mis 3 semanas en el país mucho mejor que lo haría la guía Lonely Planet. Esa noche salí de fiesta con él y sus amigos, y al día siguiente celebré con ellos el Ramadán (Malasia es un país musulmán). Mañana viajaré hacia el noroeste del país y me alojaré en casa de su familia, en una zona rural de Penang. Estoy seguro de que de haber viajado en grupo, mi experiencia en Malasia estaría siendo diferente.

---

PD: He actualizado la página "Acerca de" con mi historia y el porqué del blog. Solo por las fotos ya merece la pena.