«Ufff... Tengo que darle más caña a Instagram, que ahí es donde está la gente ahora», me decía un compañero hace unos días. «Tengo que llegar a los 10.000 seguidores para que me dejen poner enlaces en mis stories, pero no tengo ni 1000. Tengo que publicar más a menudo.».
Mi última publicación en Instagram tiene más de un año y es de mi paso por Budapest. Como todas las de mi feed, son fotos de mis viajes sacadas con mi iPhone en las que raramente aparezco yo.
Quiero pensar que algo de encanto tienen que tener, porque si no dudo que hubiese llegado a acumular +10k seguidores, pero tampoco me cuelgo ninguna medalla: el mérito lo tienen realmente los lugares tan espectaculares que he tenido la suerte de visitar.
Cuando mi amigo, que en ese momento me pareció totalmente esclavo de la aplicación, preguntó sorprendido por qué yo, que “tenía los números”, no seguía publicando le conté las razones que me habían llevado a que abandonase Instagram.

Instagram nos hace infelices
Instagram es la red social que más depresión y ansiedad genera en los jóvenes. No lo digo yo, lo dice un estudio de la RSPH.
Toda la perfección fingida que se muestra incita a pensar que todo el mundo es feliz y exitoso... menos tú. Tú eres un/a pringado/a que está en el sofá de su casa mirando el móvil mientras los demás están viviendo la vida de sus sueños.
No quiero que me afecte lo que hagan los demás pero, sobretodo, no quiero que mis publicaciones afecten a otros e inciten a pensar que todo lo que hago es viajar y divertirme. La realidad es bien distinta: desde agosto del año pasado hasta marzo de este estuve trabajando 12 horas al día, 7 días a la semana para sacar adelante SinOficina.com.
Eso no aparece en mi Instagram y, sin embargo, ese soy yo.
Viajo mucho pero también trabajo como un cabr*n; me apasiona lo que hago pero también tengo momentos de dudas e inseguridad. No me envidies. Odio que Instagram muestre solo una cara de la moneda y yo no haya hecho nada por mostrar las dos.
Instagram no me permite disfrutar del momento
En abril estuve un mes viajando por Estados Unidos, pero no publiqué nada en Instagram. Qué locura, ¿no? Para algunos habría sido como no haber hecho el viaje.
Tomé la decisión porque durante mi último viaje a Colombia me di cuenta de que había momentos en los que no estaba “absorbiendo” lo que sucedía a mi alrededor sino que estaba pendiente de si eso o aquello era instagrameable. Pensando en cuántas views iba a tener esa story.
Me vino a la cabeza un tremendo «F*ck, Bosco, estás en la mi*rda».
A partir de entonces decidí que mis viajes iban a ser para mí primero y para mi familia después. Podría compartir algunas reflexiones con mis conocidos y seguidores, pero nunca a costa de sacrificar el momento.

Instagram no me aporta nada profesionalmente
Tal vez tú, si tu profesión se basa en inspirarte con imágenes (diseño, ilustración, fotografía, arte...) encuentres en Instagram una buena herramienta para seguir los trabajos de tus referentes.
En mi caso, Instagram no me aporta nada. Hay otras maneras mejores de mantenerse informado (newsletters, RSS) y mantener conversaciones con otros profesionales (Twitter) sin tantas distracciones ni tener que ir al “link en la bio” porque es una plataforma diseñada para...
Instagram me hace perder el tiempo
Fliparías en colores si te dijese el tiempo que de repente apareció en mi vida cuando dejé de usar Facebook, Instagram o ver las noticias y los periódicos digitales. El scroll infinito y los vídeos en autoplay son tan adictivos que hasta ha habido propuestas para prohibirlos.
No digo que no lo uses, pero al menos sé consciente del tiempo que pasas usando cada app. Ahora es más fácil que nunca: en iOS, Ajustes > Tiempo en pantalla. De nada. Ya me devolverás esas 2 horas al día cuando nos veamos la próxima vez a tomar unas cañas cara a cara.
Instagram es parte de Facebook
Facebook se lo ha montado genial: yo creo el contenido, tú lo consumes, otros pagan por aparecer en tu feed y Facebook cobra dinero por ello.
Esto no sería un problema si Facebook no hubiese demostrado una y otra vez ser una compañía sin ningún tipo de principios e incapaz de aprender de sus errores.
Por eso, en la medida de lo posible, evito contribuir a su negocio.
Entonces, ¿he abandonado Instagram definitivamente?
Lo dejo de lado indefinidamente y, si vuelvo a usarlo, lo haré con ciertas condiciones, pero no está en mis planes.
Por ahora me siento más cómodo en Twitter (@BoscoSoler). Si sigues a la gente adecuada puede ser una fantástica fuente de información. Si no lo controlas puede ser un pozo de la toxicidad más absoluta.
Me siento cómodo escribiendo estos artículos. Controlando qué comparto, cuándo lo comparto y cómo lo comparto. Me siento, desde luego, más «yo» que en mi perfil de Instagram.
Me siento cómodo con la comunidad de SinOficina rodeado de gente creativa y generosa. Allí paso la mayor parte de mi tiempo social virtual.
Creo, como muchos otros, que las redes sociales, tal y como funcionan ahora (altavoz > seguidores), tienen sus días contados y que, poco a poco, iremos migrando hacia comunidades cerradas y horizontales que giran alrededor de temáticas concretas fomentando conexiones más auténticas entre miembros.
Pero eso ya es tema para otro artículo.
* * *
El miércoles 11 de septiembre se cumplirá un año desde el lanzamiento de SinOficina.com y lo voy a celebrar con una sesión en abierto y en directo donde compartiré con total transparencia el proceso de creación y crecimiento y todo lo que he hecho durante estos 365 días: estrategias, métricas, pivotajes, campañas, cambios, etc. Todo lo que ha salido bien y todo lo que ha ido mal (y qué he aprendido de ello).
Aprovecharé también para enseñarte por dentro la plataforma y enseñarte qué es un coworking online. Si eres freelance, emprendedor online, teletrabajador… o quieres serlo, esta será una oportunidad única para que veas SinOficina por dentro y decidas si esto es para ti o no.
Tanto si puedes asistir al directo como si no, apúntate y podrás verlo en diferido los 7 días siguientes.