
Poniendo mi chincheta como primer visitante valenciano en Hamilton, Nueva Zelanda
Durante los últimos meses de mi viaje por Asia y Oceanía he conocido cientos de personas. La gran mayoría (aparte de la gente local) han sido otros viajeros de distintos países occidentales que, como yo, se movían de una ciudad a otra con una mochila. La mayoría eran alemanes, británicos, franceses, canadienses o americanos, pero puedo contar con los dedos de la mano los españoles que me encontré. De hecho conocí más holandeses que paisanos, aunque la población española triplique a la de los Paises Bajos. Y podía cruzarme con 20 alemanes antes de escuchar una sola persona hablar en español.
No, coger una mochila y dedicarse a recorrer una parte del mundo durante varios meses no es algo que tengamos los españoles por norma. Sin embargo, en otros países europeos es una costumbre mucho más arraigada. ¿Por qué? Connotaciones y prioridades.
La primera razón que pienso que nos frena a la hora de dedicar un tiempo post-graduación a proyectos personales y aprendizaje vital es la imagen que nuestra sociedad tiene del año sabático. En el habla inglesa esto es conocido como gap year, un paréntesis en tu vida profesional para dedicarlo a otras actividades como viajar, escribir un libro, hobbies, etc. En países como Canadá u Holanda están tan convencidos de su importancia que la experiencia se suele citar incluso en el CV.
En cambio, los países de habla hispana lo conocemos como año sabático, término que proviene del sabbath de las religiones Abrahámicas (como la cristiana) y que se entiende como período de descanso. Un período durante el cual, tal y como parece verlo nuestra sociedad, no haces nada. Y créeme, nada es la definición más alejada a lo que he estado haciendo estos últimos 6 meses. Dejando a un lado la parte personal, a nivel profesional he crecido como arquitecto, estudiando otro tipo de arquitectura y observando otros estilos de vida. He seguido leyendo, investigando. He reforzado mi inglés hasta el punto de ser prácticamente bilingüe. He establecido contactos. He ganado en seguridad, auto disciplina e inteligencia emocional. Pero lo más importante, no he dejado en ningún momento de aprender. Enrique Dans comentaba lo siguiente en su artículo sobre la innovación corporativa: "En la era post-industrial, el mejor trabajador no es el que se especializa hasta el límite y únicamente es eficiente en una tarea muy específica, sino el que mantiene una visión amplia y de conjunto que le permite aportar cosas que, en muchas ocasiones, no tienen una relación directa con su trabajo".
La segunda razón parece ser un orden de prioridades distinto. Recuerdo que en primer año de carrera mis padres me prometieron un coche si lo sacaba todo a la primera. Yo tenía una foto del Astra GTC en la carpeta de apuntes para motivarme. Lamentablemente no tardé en suspender la primera de muchas y ahí acabó mi sueño, pero yo estaba seguro de que me compraría un coche en cuanto consiguiese el dinero.
Mucho he madurado desde entonces y mis prioridades han cambiado. Ahora escribo esta entrada desde la otra parte del mundo, aunque para eso me tenga que mover por Valencia en bici o transporte público.
Lo cierto es que no todo el mundo puede permitirse un viaje así una vez acaba la universidad, pero la mayoría simplemente no lo tiene como primeras opciones. Habrá gente que prefiera un viaje de fin de carrera de dos semanas a un hotel con barra libre en el Caribe que un mes recorriendo China. O que prefiera la comodidad de un coche propio para ir a la universidad que pasar un año viajando por el mundo. De hecho estoy seguro de que es más fácil que un recién licenciado convenza a sus padres de que le compren un coche a que le pagen un viaje alrededor del mundo. ¿Por qué? Porque lo primero es algo tangible. Y es más fácil valorar algo material o físico que cosas como el conocimiento o la experiencia, de la misma manera que valoramos más los títulos y los certificados en lugar del saber real. Pero también, volviendo a la primera razón, por la actual incomprensión social a dedicar un tiempo de crecimiento personal paralelo al profesional.
Al final se trata de vivir la vida de la mejor manera que sabemos en una sociedad que no siempre muestra todas las opciones. ¿Mi opinión? Ignora las connotaciones y revisa tus prioridades. Ya sea viajar por el mundo, montar una empresa o escribir un libro; si no es en esta vida... ¿cuándo?
De mis disparates de juventud lo que más pena me da no es el haberlos cometido, sino el no poder volver a cometerlos. - Pierre Benoit
---
PD1: La imagen es del mapa que me encontré al llegar a un albergue de Hamilton, Nueva Zelanda, que demuestra la cantidad de mochileros alemanes y británicos que habían pasado por allí. Yo me achincheté como el primero de Valencia 🙂
PD2: La sociedad somos personas como tú y como yo, y el cambio lo creamos personas como tú y como yo. Si te gusta, compártelo con la gente a la que también le pueda inspirar.
Bravo Bosco 😉
Qué padre no se sentiría orgulloso con un hijo capaz de hacer lo que tú. Adelante muchacho!
Comparto totalmente sus palabras.
[…] Connotaciones y prioridades. […]
No podría estar más de acuerdo, y cuando le añades el hecho de que eres chica ya ni te cuento... pero para eso estamos nosotros!! para poco a poco demostrarles que es posible 😉
[…] gente lo suele llamar año sabático, un término con claras connotaciones negativas que se suele asociar a un período de vacaciones prolongadas, vagueza, desempleo o simplemente un […]
He estao por Camboya y Tailandia y lo mismo, por cada 30 viajeros, quizás 1 o 2 eran españoles, concretamente suelen ser además vascos o catalanes. Por ahí leí una lista de los paises que más viajan y al final corresponde normalmente a las economías más fuertes. Que eso se cumpla también dentro de España no deja de ser curioso. Parece como que uno piensa en viajar una vez tiene resuelto la base económica inmediata. En cualquier caso me niego a creer que es solo algo económico pues viajar por ciertos países en relativamente barato incluso para una economía intermedia como la española. Definitivamente hay algo cultural y viajar se convierte en una experiencia vital, una aventura y no en ir a un hotel buscando "el lujo", que me parece fantástico por otra parte, hay veces que apetece eso. Mi compañera alemana me dice que aquí (vivo en Berlin) se valora mucho tu experiencia como viajero pues se sobre entiende que como poco te defenderás medio qué en inglés y tendrás ciertas habilidades sociales y templanza que sin duda hace falta para viajar en ciertas condiciones y a ciertos lugares... Lo bueno de tu blog es que como en España se viaja poco no hay mucho donde leer, jeje además lo haces muy bien, enhorabuena. Abrazo.