Mi newsletter personal nació de este blog como una manera de «forzarme» a escribir periódicamente y a compartir lo que aprendía emprendiendo, viajando y, en general, viviendo.
A veces compartía lo que publicaba en mi blog sobre minimalismo, proyectos online y viajes. Otras me refugiaba en su efimeridad para abrirme y hablar con un tono mucho más personal y crudo.
Llegué a tener continuidad durante un par de años. Cada domingo la enviaba a más de 2.000 suscriptores y, si tuviera que elegir mi review favorita, sería la de Paulina:
“Debo admitir que los domingos espero tu newsletter casi con la misma emoción que espero los capítulos de Juego de Tronos”
Eran buenos tiempos. Pero apareció SinOficina y, con ello, otra newsletter a mi lista de redacción.
Al principio eran compatibles. En la news de SinOficina recopilaba una serie de enlaces y recursos sobre emprendimiento online mientras que la personal tenía un formato de micro-ensayo y era más… íntima. Pero poco a poco fui incorporando en la primera y a modo de introducción un pensamiento, una anécdota o algo que me parecía interesante destacar.
Esta pequeña intro se fue alargando. Cada vez me sentía más cómodo compartiendo reflexiones personales en «mi newsletter de trabajo» hasta el punto de que hace unos días confesé en ella que nunca he tenido una vocación y que a raíz de ello he pasado por momentos j*didos en mi vida.
¿Qué sentido tenía seguir manteniendo mi news personal cuando me estaba abriendo de esta manera en la profesional? ¿Qué sentido tenía seguir separando mi vida personal de mi profesional cuando, en mi caso, están tan ligados?
Pero me daba miedo dar el salto.
Siempre he animado a trabajar desde la marca personal. Los proyectos vienen y van, pero la marca personal prevalece. ¿Por qué entonces decido priorizar la news de mi negocio en lugar de la mía propia?
Lo he dicho muchas veces: SinOficina es el proyecto de mi vida. No es solo un coworking online, es un estilo de vida, es mi estilo de vida. Aquel que favorece la libertad en todos sus sentidos frente a la supuesta seguridad del trabajo por cuenta ajena, la fama de las startups unicornios, el conformismo o el ego desmesurado.
Cuando escribo la news de SinOficina hablo de negocios «pequeños», casi unipersonales, con principios y sostenibles en el tiempo. Negocios que no te harán aparecer en Forbes pero que te posibilitan pasar más tiempo con tu familia, viajar cuando tú decides o trabajar a un ritmo que te permite realmente disfrutar de lo que haces.
Hablar de ello abiertamente, además, filtra muy bien a la gente que entra en la comunidad.
Un tuit de Sahil Lavingia animando a crear negocios que podamos publicitar siendo nosotros mismos ha sido la confirmación de que hago bien trasladando esa parte de mí a la comunicación semanal de mi proyecto.
Ha sido el resorte que necesitaba para dar el paso y por eso hoy estoy matando mi newsletter personal.
Y aquí, querido/a lector/a, te doy a elegir:
Puedes no hacer nada y seguir suscrito/a a mi lista de correo BIP (Bosco's Irreverent People). Te avisaré cuando escriba algún artículo (3–4 al año) y para anuncios importantes, como un proyecto sobre minimalismo que tengo en el horno.
O puedes hacer clic aquí para recibir la newsletter de SinOficina cada domingo donde, entre otras cosas, comparto esas reflexiones y aprendizajes que antes compartía por aquí.
Algunas de las últimas hablan sobre multipotenciales, Clubhouse o ambición. Por supuesto siempre podrás darte de baja con un clic.
Sea como sea, gracias por interesarte por lo que escribo.