Adaptación

Bosco Soler y Jesús García en Artee

¿Por qué te marchas? Para poder volver. Para poder ver el lugar del que provengo con nuevos ojos y colores. Y la gente verme de manera diferente también. Volver donde empecé no es lo mismo que nunca haber marchado. – Terry Pratchett

Hace ya un par de meses que volví del viaje.

La gente me pregunta, “¿qué tal la adaptación? ¿dura? ¿echas de menos todo aquello?”

Yo contesto que no. Supongo que más de uno se llevará una decepción.

No me malinterpretes. Ha sido una experiencia increíble y no tengo dudas de que ha sido también la mejor decisión de mi vida. Lo que me traigo de vuelta es mucho más de lo que me cabía en la mochila.

Pero la vida son etapas, y estancarse en una es tan erróneo como omitirla.

Y entonces, ¿ahora qué?

Durante el viaje he dado vueltas a varios proyectos que quería poner en práctica, pero necesitaba asentarme temporalmente en un sitio fijo para llevarlos a cabo. Después de haber trabajado la idea con un compañero estas últimas semanas, hemos sido seleccionados en una aceleradora de startups de Valencia donde estaremos desarrollándola los próximos meses.

Cuando me preguntan cuándo volveré a viajar por tiempo indefinido contesto que no lo sé. No lo sé porque no me lo planteo en realidad. Porque planteármelo sería anclarme yo mismo a ese objetivo en lugar de disfrutar de los proyectos presentes. Como la típica lista de cosas que hacer antes de morir o la de países que visitar, que te hacen obsesionarte más en completarlas que en disfrutar de los momentos que suceden mientras tanto.

Ahora mismo me ilusiona este proyecto así que he colgado la mochila por una temporada (excepto para escapadas puntuales, que habrá muchas).

Y esa es la belleza de la libertad, de la filosofía nómada. No significa necesariamente estar continuamente en movimiento. Significa tener la capacidad y la mentalidad de poder hacerlo cuando lo necesites. Significa tener la libertad de estar en cada momento donde realmente deseas estar.

Seguro que vendrán otros viajes interminables más pronto que tarde. Pero pensándolo bien... ¿no es esto un viaje?

PD: Antes escribía en este blog. Ahora comparto ideas y aprendizajes para emprender en la newsletter de SinOficina. Recíbela tú también cada domingo:

¿Quieres compartir este artículo?

11 comentarios

  1. Bosco, estare al tanto de post.. Y mientras no viajas, quizás puedas escribir para motivar a la gente a realizar su viaje. Un empujoncito nunca esta de mas.
    Un abrazo.

  2. Hola Bosco,

    Te he conocido por el post de Vivir al máximo y has sido como una inyección de energía y autoconvicción. Yo también ando en las mismas desde junio de 2014, en un viaje diferente, en mi propio máster de vida 😀

    Me ha gustado mucho lo que he leído, así que voy a seguir cotilleándote de vez en cuando... ¡Suerte con el proyecto!

    Un abrazo,

    Claudia

  3. Hola Bosco

    Al igual que Claudia vengo de viviralmáximo entusiasmada por tus palabras. Y estoy aquí flipada con tu viaje, me encanta! Volviste el día antes de que yo me fuera, he vuelto hace poco de uno más corto por Oceanía que me ha dejado con ganas de más (estoy pensando en Japón...). Me encontré a mucha gente que viajaba 6 meses, 9 meses, 1 año, 2 años,... y lo primero que pensaba era qué grande! Pero al volver la gente solo dice: claro, esa gente rica y despreocupada, esa gente no tiene que trabajar? Etc..

    No entiendo como esto puede parecer surrealista y sin embargo está más aceptado creer que si dejas de comer y te maltratas en un gimnasio la gente te va a querer y vas a ser "alguien".

    Seguiré tus pasos por aquí. Me parece muy inspirador lo que escribes
    Un abrazo!

    1. Ay Joseph... Qué difícil es eso... xD Supongo que con motivación y eliminando las acciones inútiles que no me llevan a nada e identificando aquellas que me acercan más a mi objetivo. Pero reflexionaré sobre ello y es posible que escriba una entrada por eso 😉